Dos importante hechos marcan el acontecer de la vida partidaria de manera reveladora: por una parte el pacto por omisión para las próximas elecciones municipales, cuyo carácter real no sólo es muy distinto del anunciado inicialmente por la dirección del partido, sino que representa una de las mayores claudicaciones políticas de la actual conducción del partido, con resultados negativos incluso para las expectativas de acomodarse de los máximos dirigentes. El segundo componente es la reciente elección de la Central Unitaria de Trabajadores, que se volvió a realizar con los viejos métodos tan cuestionados en el congreso refundacional de la CUT, efectuado hace cinco años, uno de cuyos principales enunciados fue proclamado como la máxima conquista democrática del sindicalismo nacional, como serían las elecciones mediante voto universal, en que sufragarían los trabajadores realmente afiliados a sus sindicatos y con las cuotas al día. La reciente elección repitió las peores prácticas antidemocráticas, aceptadas e impulsadas por la propia Comisión Nacional Sindical.
¿Omisión o sumisión?
El pacto por omisión resultó un fiasco. El partido ha cedido en los hechos 151 comunas para elegir alcaldes y a cambio obtuvo la omisión de los partidos de la Concertación solamente en Pedro Aguirre Cerda o aquellas en que ya cuenta con alcalde: Tiltil, La Ligua, Diego de Almagro y Canela. No hay más, contrariamente a lo informado por la dirección central.
Vuelve a repetirse la historia de todos los pactos más recientes similares al actual, efectuados por el partido. Partidos aislados, grupos de militantes concertacionistas, o figuras individuales del oficialismo, salen nuevamente a la palestra y aplastan las aspiraciones de la dirección de los comunistas chilenos, cifradas esencialmente en la obtención de cupos municipales y posteriormente parlamentarios, que les permitan alcanzar mayores cuotas de poder y beneficios, que no contribuyen en nada a la transformación de la sociedad, a la construcción de un país auténticamente democrático. Es la ejecución de una política socialdemócrata instaurada desde hace años en nuestro partido. Ahora ya no interesa cambiar el país y construir una sociedad nueva, superior. Basta con mínimas reformas que produzcan la sensación de cambios, pero sin que cambie nada. Así se hace posible la permanencia de la dictadura de los empresarios, administrada por la concertación.
Sin embargo, la dirección del partido persiste en su determinación de orientar a la ciudadanía en general y al pueblo, a mantener el actual estado de cosas y promueve la idea de que la Concertación viene a ser el mal menor, comparada con la derecha. Cabe preguntarse, ¿cuánto se diferencia en los hechos la Concertación de la derecha, en la política que ejecuta en beneficio de los grupos económicos nacionales y transnacionales, o en las medidas económicas que azotan a los más pobres? No pocos militantes de los partidos de la Concertación hace rato concluyeron que ésta es la nueva derecha. Los 18 años de gobiernos de la Concertación han privatizado numerosos servicios públicos esenciales, como las empresas sanitarias, en circunstancias que se habían comprometido para aclarar las privatizaciones efectuadas por la dictadura e incluso anular algunas de ellas. Pero por el contrario, los grados de privatización aumentaron, no sólo dañando el patrimonio nacional, sino cancelando posibilidades de desarrollo independiente como país, al suscribir por ejemplo, el TLC con Estados Unidos, que a partir de su firma, sólo podría ser revocado mediante una reforma constitucional profunda, debido a las cláusulas de amarre que contiene, en las que nuestro país quedó legalmente atrapado.
Pero los dirigentes de nuestro partido construyen la ficción de que, con el pacto por omisión, se avanzará en la democratización del país y hacia la derrota de la exclusión. Esto último puede tener algo de cierto. Porque mediante estas negociaciones podría ser posible que más adelante, la Concertación facilite mediante diversos recursos, el arribo de un par de dirigentes del partido al parlamento, con lo que la Comisión Política considera derrotado el sistema electoral binominal. Para ello, la dirección del partido juega la partida electoral facilitando la mayor cantidad de espacios posibles a la concertación, como una forma de mostrar la buena disposición a un entendimiento Concertación-PC. Y así presenta candidatos retirables, que son formalmente inscritos y hasta insinúan una campaña, como es el caso de Manuel Hernández, candidato a alcalde por la comuna de Santiago. Su postulación es un verdadero saludo a la bandera, porque la votación del PC en la comuna está comprometida formalmente para el candidato de la Concertación, como ha sido instruido por miembros de la Comisión Política a los militantes del comunal Salvador Allende cuando se les informó que, aún cuando les doliera el estómago, deberían votar por Jaime Ravinet.
En esta ficción levantada por la camarilla que dirige al partido, se constata que en realidad las comunas cedidas no son sólo las 17 anunciadas inicialmente, pues en las negociaciones para asegurar la omisión del candidato DC en Estación Central ofrecieron llamar a la militancia a votar por candidatos concertacionistas en otras 20 comunas, en las que nunca inscribió candidatos a alcalde. Pero las cifras son más reveladoras, porque el partido no inscribió candidatos a alcaldes en 134 comunas fuera de las negociadas con el oficialismo. Entre ellas algunas emblemáticas por su historia y población popular proletaria. Tal es el caso de Calama, comuna poblada por trabajadores del cobre y actividades conexas, en donde siempre el partido marcó una importante presencia; María Elena, importante comuna de la actividad salitrera con una histórica presencia de los partidos de izquierda Pero ahora no se lleva candidato a ningún cargo municipal. Otro tanto sucede en Copiapó, un pueblo profundamente proletario con una vasta trayectoria en las luchas populares y en donde siempre la presencia y actividad del partido fue elevada. Le siguen comunas como Mejillones, Andacollo, Combarbalá, Ovalle, Alto Bío Bío, Chillán Viejo, Lebu, Santa Bárbara, Tirúa, Curacautín, Nueva Imperial, entre otras.
Otro tanto sucede con los rumores persistentes sobre la bajada de Daniel Jadue como candidato a alcalde por Recoleta, que su comando ha debido negar permanentemente, señalándolo como un gesto hacia la DC y su candidato en Estación Central. Mientras en comunas como Ñuñoa, aun cuando el denominado Juntos Podemos Más lleva a una militante humanista como candidata, la dirección ha anunciado públicamente su apoyo a la candidata concertacionista a alcaldesa, Danae Mlynarz, dejando al resto de los integrantes del JPM en una mermada situación.
Cabe preguntarse por qué no se informa a la militancia detalladamente de este cuadro y se da cuenta de las causas de no llevar candidatos en 134 comunas fuera de las negociadas con la Concertación. No se conoce si muchas de esas 134 comunas fueron entregadas como fruto de negociaciones secretas o no llevamos candidatos simplemente porque el partido ya no existe en esos lugares, lo que revelaría que el partido se encuentra en un estado orgánico catastrófico, lo que también se oculta a la militancia. Pero no debe quedar en la omisión el hecho de que el partido no presente candidatos a alcalde en el 43,8 % de las comunas del país.
Y ¿qué obtiene a cambio el partido? solamente la omisión concertacionista en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, donde la candidata a alcaldesa, compañera Claudina Núñez, ha descartado la necesidad de suscribir un pacto por omisión e incluso ha manifestado su rechazo a este pacto, por considerar que es un deber de los comunistas construir desde la base un vasto trabajo social y político, que posibilite llevar adelante las transformaciones que requiere el país, lo que se ha realizado en esa comuna por largo tiempo. En Pedro Aguirre Cerda, la mencionada candidata tiene posibilidad de ser electa sin pacto por omisión, ya que en las municipales anteriores le faltaron escasos votos para triunfar. Sin embargo, es la única comuna donde la Concertación se omitió. No hay otra comuna en el país donde esta disposición a la omisión se haya hecho efectiva de parte del oficialismo. Por el contrario, en aquellas comunas solicitadas por el partido, la Concertación ha rechazado omitirse y en todas lleva candidatos. Desde este punto de vista, el pacto por omisión es un completo fracaso. No es más que una concesión gratuita a la Concertación.
La defunción de la CUT
Las elecciones de la CUT, se realizaron del mismo modo que se condena y que se decidió cambiar en el congreso refundacional de agosto de 2003, pero que permanece como única forma de elegir a los dirigentes de la central. A saber, el voto ponderado de dirigentes que supuestamente representan a un determinado número de trabajadores, sin que se exprese soberanamente la base del movimiento sindical real. No hubo votación universal, secreta e informada como había resuelto el mencionado congreso refundacional. Es la vieja fórmula creada para preservar los cargos y con ellos las cuotas de poder de cada dirigente electo por esta vía.
Una vez más, la vieja pero eficaz maquinaria que permite a unos pocos permanecer aferrados a cuotas de poder y con ello de posibilidades de obtener privilegios y granjerías menores o medianas, acomodarse ventajosamente desde el punto de vista material y social, operó como recién aceitada.
Sin embargo, las aguas no estuvieron calmas durante la travesía. Es que al parecer, muchas conciencias comienzan a reaccionar y rebelarse contra el estilo retrógrado y gobiernero con que la actual dirección del partido intenta llevar adelante las definiciones políticas diseñadas por un pequeño grupo que vulnera incluso los acuerdos más importantes del máximo organismo de los comunistas: el Congreso Nacional.
El frente sindical del partido hace rato que viene experimentando fuertes sacudidas. Todo parece evidenciar la existencia de profundas contradicciones irreconciliables entre sus protagonistas. Es cierto que no todos actúan motivados por auténticos intereses de clase, pero lo que define el movimiento del fiel de la balanza, son finalmente estos intereses y el compromiso con ellos.
La camarilla que gobierna al partido ha cambiado, tantas veces como le ha resultado necesario, la composición de la CONASIN (Comisión Nacional Sindical), para configurar una composición obediente, que sólo opine para enriquecer las ideas y opiniones de la camarilla, pero jamás para corregirla y mucho menos criticarla en su conjunto o a algunos de sus miembros. Y ha sido a través de la CONASIN, que ha desarrollado las peores prácticas sindicales, por una parte, y por otra dispone de los “cuadros” sindicales en su mayoría como peleles. Y no puede ser de otro modo, porque hace rato la práctica de la camarilla es utilizar del modo más abundante posible a militantes sin reflexión propia que obren bajo sus directrices sin chistar, a cambio de obtener y conservar, cargos de dudoso privilegio y prestigio. En muchos casos para conservar un estipendio y grados de influencia menores.
A todos los dirigentes sindicales distintos al modelo ideal, salvo contadas excepciones como es el caso del compañero Cristián Cuevas, presidente de los trabajadores subcontratados de Codelco, los han removido de toda responsabilidad. Incluso, con el discurso de promover nuevos rostros a las directivas sindicales, intentan sistemáticamente deshacerse de los cuadros que tienen reflexión y opinión constructiva para el movimiento sindical, pero que no sirven para la política entreguista y ultra conciliadora desarrollada por la camarilla. Al compañero Cuevas no lo molestan todavía, por estar muy frescos los acontecimientos que lo proyectaron como figura emergente en el movimiento sindical. Las valerosas luchas asumidas por estos trabajadores, les han proporcionado un alto grado de prestigio, que por ahora la camarilla prefiere tratar de utilizar para enmascarar los verdaderos objetivos de la política que lleva adelante.
Es cosa de observar lo sucedido en el gremio de la Salud. Allí se acosó y removió al compañero Jorge Araya, después de que le tocara jugar un importante rol por un período prolongado y tras su público rechazo a votar por Bachelet, sacándolo incluso del Comité Central. La CONASIN persiguió y logró la sanción del compañero Carlos Castro, presidente de los trabajadores de la Posta Central. Otro tanto hizo con los comunistas del Hospital Barros Luco-Trudeau, los que debieron constituir listas, al margen de lo dispuesto por la camarilla, para proteger el trabajo sindical desarrollado por ellos a lo largo de varios años, luego de haberlo recuperado de un estado bastante deplorable.
Un antecedente reprochable, por decir lo menos, es lo ocurrido en la CEPCH, donde el compañero José Hermosilla, un peón corrupto de la camarilla, encabezó un boicot al proceso eleccionario de esa confederación a fines del año pasado, debido a que no logró acreditar de acuerdo a la ley a un grupo de delegados representativos de dos organizaciones de papel, con el respaldo de la CONASIN, respaldada por el encargado del área de trabajadores o laboral del partido, el compañero Jorge Insunza.
En esa ocasión, Hermosilla intentó pagar las cuotas de los delegados objetados por la Dirección del Trabajo, entregando cheques sin fondo, provenientes de una cuenta corriente manejada por el compañero Guillermo Salinas, cuya firma estaba en los documentos.
Frente al rechazo de los delegados y su inhabilitación para participar del proceso eleccionario, por parte de la ministro de fe de la Dirección del Trabajo, Hermosilla, junto a un grupo de personas entre las que había varios funcionarios del partido que se desempeñan como dirigentes del Comunal Salvador Allende y Regional Capital, entre otros organismos, robaron las urnas, las rompieron y golpearon a los participantes en el recinto de votación.
Después de eso, ante la persistencia de la directiva de la CEPCH, para concluir el congreso y proceso eleccionario, realizaron una elección paralela en el local de la CUT, con un notario público como ministro de fe, constituyeron otra CEPCH y acudieron a los tribunales para disputarle la legalidad a los dirigentes reconocidos antes por las autoridades y organismos del Trabajo. Hace dos meses el fallo del Tribunal Calificador de Elecciones, determinó que la directiva legítima y la CEPCH, son las que encabeza Angélica Carvallo. Frente a este revés, Hermosilla y su gente ha planteado ahora la necesidad de conversar con la parte ganadora. ¿Es este el comportamiento de los comunistas? ¿Es esta la ética de los revolucionarios? ¿Es así cómo construimos movimiento sindical los comunistas? Por supuesto que no. Así es como actúa una camarilla que no puede permitir las prácticas democráticas y la fiscalización colectiva.
Y las elecciones
Durante los recientes comicios de la CUT, la dirección del partido difundió el siguiente comunicado:
“A los militantes y amigos del Partido:
Como ya fue informado al conjunto del partido, con motivo del proceso de renovación de dirigencia en la CUT, cuatro actuales integrantes de su Consejo Directivo Nacional, los cuales fueron elegidos en esa oportunidad en su condición de militantes comunistas, optaron por presentar una lista conjunta con personeros de Fuerza Social, en un intento objetivo por impedir que la presencia del movimiento sindical comunista representados en la Lista “E” Mas Lucha, Más Unidad, triunfe en la CUT, lo que constituye un evidente e inaceptable acto de provocación.
Enfrentados a esta situación, se solicitó al cro. José Ortiz, miembro del Secretariado del C C y también del secretariado de la CONASIN, que realizara todas las gestiones que posibilitaran el desistimiento de estos cuatro dirigentes de su actuar, entendiendo que tres de ellos se agrupan bajo la denominación de Corriente Sindical Clasista, que fue el nombre dado por nosotros, P. C., a nuestra construcción sindical en un período histórico y que ese nombre perduró, con alguna organicidad, por la gestión del Cro. José Ortiz, el cual naturalmente aparece como el principal dirigente del Partido en este grupo.
Al cro. Ortiz además se le solicitó, y producto de la misma relación antes descrita, que declarara públicamente que estos cuatro dirigentes en este accionar no representan la opinión del P. C. y en consecuencia, no es la Corriente Sindical Clasista quien se presenta a la elección CUT en connivencia con Fuerza Social.
El cro. Ortiz informó que efectuadas las conversaciones con los cuatro dirigentes involucrados, ellos le plantearon que mantendrán sus candidaturas. Ante esto, se le ha reiterado al cro. José Ortiz, en más de una ocasión y en conversaciones formales con diferentes integrantes de la dirección del Partido, que dada su condición de dirigente nacional del Partido, integrante de nuestra lista Más Lucha, Más Unidad a la elección CUT y a la natural relación que se hace entre su nombre y la denominada Corriente Sindical Clasista, él debía redactar una declaración pública en la cual quedara claro su rechazo a la postura de ruptura de la unidad de acción que estas cuatro personas adoptaron. Lamentablemente el Cro. Ortiz ha rechazado esta solicitud manifestando que él no estaba en condiciones de hacer declaraciones de ningún tipo, porque no se consideraba responsable de la conducta de estos personeros.
Frente a esta situación, la C.P. ha resuelto dar inicio a un proceso de cuadros con el objetivo de delimitar las diferentes responsabilidades en la situación producida, a la vez que suspender temporalmente al cro Ortiz de su responsabilidad en el secretariado del CC, por considerar que la conducta del Cro. Ortiz en esta situación elude asumir el rol de dirección que el colectivo le demanda. El próximo Pleno de C. C. adoptará una resolución más definitiva al respecto.
Los cuatro dirigentes involucrados directamente en la conformación de una lista en alianza con Fuerza Social, se les ha suspendido de su condición de militantes comunistas, ratificando lo que su proceder ya definió.
La C.P. designó a los cros. Jorge Insunza y Juan Gajardo para comunicar esta decisión al cro. Ortiz y reiterarle que en el proceso electoral del 28 de agosto debe asumir las orientaciones de voto que resuelva la dirección del Partido.
Santiago, 23 de agosto de 2008”.
Imitando el lenguaje del nazismo alemán, la camarilla habla a nombre de todos los comunistas, pero ejerciendo las prácticas de la mafia. Los dirigentes en cuestión son compañeros que llevan largos años de trayectoria en el movimiento sindical y cuentan con una importante cuota de reconocimiento entre sus pares. ¿Qué llevó a la camarilla a intentar cambios de cuadros con tanto esmero? El no encontrar en estos compañeros la obsecuencia y complicidad ante las perniciosas prácticas llevadas a cabo por el puñado de “dirigentes sindicales” instalados por la camarilla para intentar controlar parte importante del movimiento sindical organizado en la CUT, especialmente para emplear la central y los cargos allí obtenidos, para negociar prebendas de lo que algunos de ellos llaman “alta política”, que en los hechos ha sido acceder a recursos económicos y relaciones útiles, de los que nada conoce el conjunto del partido, y que han utilizado para desmovilizar a los trabajadores, hacerlos aceptar peores condiciones laborales y utilizarlos también como moneda de cambio para lograr mezquinos resultados políticos, que nada tienen que ver con las transformaciones democráticas y mucho menos las revolucionarias que necesita el país.
¿Resultado? Separación del partido a los dirigentes Ricardo Maldonado (CONNUT), Gloria Blanco (AJUNJI) y Julio Arancibia (Confederación de la Construcción), cambio de votos para “bajar” a José Ortiz y “subir” a Guillermo Scherping y una lista oficial de componentes del directivo nacional de la CUT que aún no se hace público por las disputas pendientes al interior de los militantes comunistas. Así mismo, a pesar de la votación, Cristián Cuevas fue designado en un puesto inferior al de Jaime Gajardo, Encargado de Conflictos en vez de Secretario General, lo que aumenta la burla contra los trabajadores.
Poniendo la lápida
Como si todo esto fuese poco, los trabajadores de El Siglo han dado un nuevo golpe a quienes actúan como el peor de los empresarios en la Editorial Siglo XXI, logrando reincorporar a dos de sus socias tras poner fina su huelga de 11 meses. Como ellos informan, a Ana Muga se le aceptó su postnatal, comprometiéndose a tramitar los pagos adeudados, y a Magdalena Muñoz se le reincorporó, aun cuando se le mantiene sin trabajo, sentada en un rincón y con amenazas permanentes por parte del miembro del Comité Central René Amigo.
Paralelamente, tras una supuesta consulta a las bases del partido, la Comisión Política hizo que el Comité Central proclamara como candidato presidencial a Guillermo Teillier del Valle, aunque rápidamente adelantaron que sería bajado y que las cartas reales están entre el ex ministro Jorge Arrate y el senador Alejandro Navarro. Para que el pre-candidato presidencial recorra el país se compró un bus, en el que se trasladó a La Moneda para presentarse antes del acto en el Café Torres, con una decena de dirigentes.
Tras cada Pleno del Comité Central de estos últimos tiempos, los elegidos para informarle al partido de las resoluciones han puesto el acento en que el pacto por omisión en estas elecciones tienen como perspectiva un pacto mayor para las parlamentarias y presidenciales del próximo año, hipotecando cualquier posibilidad de construcción independiente y alternativa junto al pueblo y los trabajadores. Esto ha provocado que cada vez menos compañeros mantengan una militancia activa, como lo demuestran los grandes problemas de cada candidato para realizar una campaña relativamente digna en estas municipales, cosa que parece no preocupar a quienes dirigen hoy al partido.
Si bien el camino seguido tiende a poner una lápida definitiva a lo que fue alguna vez el Partido Comunista de Chile, olvidando el sentido de clase de Recabarren y el complemento necesario que la Rebelión Popular de Masas le daba a una organización que se denomina revolucionaria, son muchos los síntomas de que un grupo numeroso y creciente de comunistas (activos, pasivos o alejados) está dispuesto a asumir el desafío de recuperar para el pueblo y los trabajadores esta herramienta de transformaciones.
Ese es también nuestro empeño
Comité Editorial
Revista Principios
Octubre 2008